domingo, diciembre 19, 2004

El ego destructivo

Una pauta común en la mayor parte de las escuelas esotéricas es la desintegración del Ego para dejar el camino libre al espíritu. Esto significa que para avanzar en la elevación de nuestro espíritu, debemos aprender a conocernos y saber lo mejor posible a quién llevamos dentro. Una vez que lo sabemos vamos intentando modificar aquellas conductas que emanan de nuestra personalidad (ego) y que son destructivas. Sólo así podremos irradiar cada día más luz, lo que implica desarrollar cada día más nuestra chispa divina.

Carl Jung (discípulo de Freud) nos presenta un concepto interesante: "la sombra". La sombra representa todos aquellos aspectos de nosotros mismos que hemos encerrado en el baúl del subconsciente y que sin darnos cuenta nos incitan a actuar de una manera determinada, que nada tiene que ver con el espíritu. Hay que abrir poco a poco ese baúl y aceptar nuestras sombras para poder sanarlas y así liberarnos de las ataduras del ego, que será el que en un principio nos obstaculice el desarrollo espiritual. En ese baúl se suelen esconder sentimientos de culpa, rabia, envidia, dolor, miedo, inseguridad, etc. Este tipo de reacciones son enmascaradas por el ego, que además nos dota de un mecanismo de defensa ante ellas cuando aparecen en nuestra vida. Por ejemplo, el mecanismo más común de la inseguridad es la evasión, el de la envidia es el criticar a quien envidiamos, el de la rabia es recordar una y otra vez lo mal que se han portado con nosotros olvidando nuestra parte de culpa en el asunto.

Este tipo de actitudes no nos dejan avanzar hacia la luz que tanto anhelamos. Por supuesto que no se trata de sanar ese baúl de un día para otro, sino que es una práctica constante durante nuestras vidas. Algunas veces se irá más rápido; otras, más lento. Pero si decidimos descubrir nuestra "sombra" y aceptarla para liberarla del baúl, seremos más felices, y viviremos más libres.