jueves, mayo 26, 2005

Las religiones y su significado

Tengo la certeza de que todas las religiones son buenas en cuanto acercan al hombre a Dios, porque la evolución de una persona no depende ni de la religión, ni del maestro, ni de ningún libro sagrado: la evolución espiritual es absolutamente personal. No basta con conocer la verdad, porque podemos conocer el hecho en sí, pero si no sabemos sacarle el significado de nada nos sirve, es letra muerta.

El conocimiento se puede demostrar, la verdad se experimenta. El conocimiento es una posesión de la mente, la verdad una experiencia del alma, del yo en progresión. Pero desgraciadamente solemos quedarnos sólo con el conocimiento y las formas de la religión. Se piensa que con cumplir una vez a la semana con los ritos impuestos y con ser más o menos moral, ya se es religioso y espiritual. Nada más alejado de la realidad, porque la verdadera religión es la actuación de un alma individual en sus relaciones concientes con su Creador.

Relaciones concientes y no oraciones mecánicas sin sentido recitadas en días y horas determinadas. Relacionarse con Dios es sentirlo en nuestro interior y comunicarnos con El en medio de nuestra vida cotidiana, con nuestras propias palabras y sentimientos; hablar con El como se le habla a un padre amoroso que sabemos que nos ama y comprende, porque ciertamente el Padre mora en el Paraíso, pero su divina presencia también mora en la mente y en el corazón de los hombres.

No es posible disociar la vida religiosa de la vida terrenal, porque ambas para que sean válidas y consecuentes deben ir siempre estrechamente unidas, sin descuidar la una por la otra porque mientras nos dedicamos a obtener las realidades eternas, debemos también disponer para las realidades de la vida temporal. Es un error aislar parte de la vida y llamarla religión porque es desintegrar la vida y distorsionar la religión.

Nuestra vida se enriquecería si cambiáramos nuestro concepto de Dios, si en vez de asociarlo sólo a la religión, practicáramos la amistad con Dios porque El don del Padre es el compañero inseparable del hombre. El espíritu del Padre eterno se oculta en la mente de todos los hijos mortales. El hombre sale a buscar un amigo y ese mismo amigo vive dentro de su corazón.

La palabra Dios no puede ser definida y por tanto no representa el concepto infinito del Padre, mientras que el término Padre como puede ser parcialmente definido, puede ser empleado para representar el concepto humano del Padre divino, como está asociado con el hombre durante el curso de su vida mortal.

Basta pues de culpar a otros, de cifrar nuestra evolución en tal o cual religión o libro sagrado, porque mientras no hagamos el trabajo personal, todo conocimiento será inútil. Jesús nos dijo: DEBÉIS PRESTAD OÍDOS A MIS PALABRAS, PARA NO COMETER NUEVAMENTE EL ERROR DE OIR MIS ENSEÑANZAS CON LA MENTE, MIENTRAS VUESTRO CORAZÓN NO COMPRENDE EL SIGNIFICADO.